jueves, 10 de septiembre de 2015

Los Pintores Primitivistas del Pilcomayo





 Homenaje a Litania Prado. Museo de Bellas Artes Casa Arias Rengel Florida 20
En el año 1966, el poeta Ernesto Cardenal se instala en una isla del  Gran Lago de Nicaragua. Lo visita un amigo pintor y juntos promueven un taller con la gente del lugar, invitándolos a producir pinturas con la solvencia de sus inclinaciones estéticas naturales que aplicaban en artesanías y objetos de uso. Los proveyó de telas, óleos, pinceles y  algunas indicaciones; pintaron sus primeros cuadros que además vendieron. Esto dio lugar al movimiento de Pintores Primitivistas de la isla de Solentiname.  
En el museo de Bellas Artes, Casa de Arias Rengel, en una pequeña sala de paso obligado, se exponen unas obras de la etnia wichi del chaco salteño: “Homenaje a Litania Prado”.
  En esta muestra toman forma, apretados y coloridos acrílicos donde la creación muestra que el mundo es redondo como decía Van Gogh. En algunas piezas participan varias personas. Los pintores transmiten el sentido de la creación, bajo la mirada de la propia cultura. Obras en las que uno puede detenerse a contemplar un costado alegre de la comunidad, en ellas circulan los habitantes naturales, como paisajes, quehaceres de la gente, pájaros del monte y el río Pilcomayo ribeteado de tucanes. Lejos de las leyes de la lógica del mercado del arte.
Litania Prado fue la que trajo este recurso a su comunidad. Tras sufrir una larga enfermedad invalidante  le ofrecieron unas clases de pintura que se convirtieron en el sentido de su vida, ahora que ya no está, otras personas la acompañan en este homenaje  como sus seguidores, ellos son Sara Díaz,  Emilia Ferreyra, Laura Prado, Ilhintes Reynaldo Prado.
En estas pinturas el relato gira en torno a la naturaleza del hogar y a la confluencia comunitaria, plasmando mundos efímeros y eternos a la vez. Tal vez este lenguaje abre la oportunidad, para el pueblo originario wichi, de dejar ver a través de la obra el resultado de la trasmisión interpersonal, la voluntad y el afecto  intentando reparar de  algún modo el intenso conflicto  que produce, en nuestra Argentina de hoy, la integración/ diversidad. Invita a preguntarse qué camino hubieran seguido estas culturas. Podemos decir que no conocemos su “casa de la palabra” y ver como sus recursos fueron limitándose al no renunciar a su propia lengua y permanecer en una acción de resistencia validando su cultura.
 Es una actitud valiosa la del Museo de Bellas Artes cuando pone en relieve voces, casi inaudibles, fuera del espacio de la tragedia.
El lenguaje  conceptual  transita por un desnudo y primitivo objeto ortopédico, la silla, pintado  con empeño y delicadeza. 
Cuando nos preguntamos dónde está el arte, percibimos que es una leve sustancia cargada de erotismo, que se plasma en objetos  o en propuestas de pensamiento. En el encuentro, se develan  mundos a inaugurar, según la sensibilidad del que confronta con lo que llamamos una obra de arte.

Rosa Machado

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