miércoles, 18 de mayo de 2016

"Ayllu",la hondura de una palabra.Teatro



”Ayllu”  Producción teatral dirigida por Bernardo Brunetti -  Espacio de Arte: La Ventolera.


                                              

                                         La opinión particular sobre la vida y la historia define  rotundamente al que enuncia. Las ideologías se redujeron a lo esencial. La confusión, la falta de ideales al futuro, el punto de vista apocalíptico, la desintegración social y política, nos debilitan dejándonos solos, la soledad reblandece hasta la autocompasión. Es necesario mirarnos, objetivarnos, saber quiénes somos para evitar perder lo conseguido, para mantener la circulación de la palabra y “no entrar dócilmente en la  negra noche” como dice el poeta  Dylan Thomas. Un buen espejo es el teatro, pero… cómo hablar del teatro, lejos como estamos de aquella inmensa tradición cultural. Hasta podríamos llamar “activistas de la contracultura” a los que aún sostienen sus grupos, más allá del entretenimiento; sin embargo el teatro existe y cumple sus objetivos, por supuesto, sus límites están en la opinión del que enuncia.
                                         Últimamente participé como espectadora en obras de “teatro en la cara”: porque el proscenio, ese sagrado lugar marcado por una “cuarta pared” invisible e infranqueable  se instala en medio de los espectadores,  cuando ya dan sala y todos estamos esperando a que comience la obra, los últimos que abren la puerta y se deslizan entre el público, casi inesperadamente, son ellos, los actores. Pequeños dioses dispuestos a crear el universo efímero. Con esa experiencia de proximidad se produce el milagro de situarnos en un acontecer teatral.
                                          Los actores de  “Ayllu”, Flavia Molina, Bernardo Brunetti y Alicia Inocencia Brajeda, con la asistencia de Iván Santos Vega, despliegan en sus cuerpos una poética convivial  donde la resonancia del lenguaje anida en los gestos, se lo presiente en la sensaciones que despierta, habla, canta, camina, da vida a los objetos, dibuja, pinta, hace actos de magia y también una fiesta. El actor escucha la voz que resuena en su propia intensión… Es decir, el lenguaje callejero, casi infantil, se refugia en el teatro y trae algo sencillo y arcaico: la reunión de hombres y mujeres con la finalidad de escuchar la poesía impregnada en las voces del convivio, el cuerpo y los objetos mágicos que son utilizados en el acontecimiento.
                                      El centro del mundo está donde la palabra vivida se  pone en manos de la comunidad creadora por razones de necesidad, dice Octavio Paz. El relato de Ayllu  está en manos de poetas que expresan el sentimiento de esperar el tren durante cuarenta años, de vivir recordando entre cartas y fotos, de sublimar el miedo a la muerte hasta transfigurarla. Vienen de ningún lugar pero obviamente vienen de Jujuy, el norte  del país, y traen sus dones, cicatrices y palabras. El lenguaje coloquial no quiere sobresalir, el relato se impregna de una candidez infantil que repara al analfabeto emocional que arrastramos. Ayllu, es la idea del “nosotros” en la antigua lengua aimara de Sud América.
                                  La obra llamada “Ayllu”, una puesta de teatro en la cara, de actores jujeños, desplegó  su discurrir poético y nos habló de los vínculos, de las oportunidades y del centro del mundo; en un lenguaje fuertemente familiar, tanto que nos llevó a decir “teatro del nuestro” por la intensa sensación  de identificar  un tiempo y espacio histórico como referencia inmediata. Sin embargo, en este momento “lo nuestro” puede estar a miles de km, no existe el lugar recóndito, la era tecnológica  eliminó el lugar, nos dejó frente al neón, pero como todas las cosas tienen su dorso, ayudó a que las experiencias con el arte en vivo, sean, particularmente, experiencias trascendentes, porque compartir un gusto, una afinidad, una idea, nos devuelve  la pertenencia, la tierra prometida, la tierra de la alegría perdida, el bien perdido, el “Ayllu”. 




martes, 10 de mayo de 2016

Crónica Imposible de un Círculo Atroz-Obra de teatro



Casa de la Cultura- 23 de Marzo de 2016-

Crónica Imposible de un Círculo Atroz-

Homenaje al Día de la Memoria
Esta es una obra de teatro que recoge algunos restos de  la realidad y los desarrolla alrededor de un relato discontinuo. Sostiene  símbolos metafóricos que nos llevan a la historia pasada en nuestro país  para volver a mirarla, para revisarla a pesar de la bruma que envuelve aquellos días asfixiantes. Pasaron 40 años pero aún falta esclarecer acciones que dejaron  dolorosas cicatrices. Los protagonistas tienen la voz que los tiempos le alcanzan a través del arte. El director Diego López, las actrices que lo acompañan, Elsa Mamaní, que  distinguió el evento con su dulcísimo canto a capela, Alma Canobio y Paola Delgado, nos han brindado su compromiso con el teatro y la expresión de la realidad interpretada.
 En esta obra  la crónica se limita a un par de cosas que sabemos todos, abroqueladas con textos  poéticos elegidos por los actores que se disuelven y enarbolan enunciado un carácter trágico. Poesía que se escribe con el lenguaje corporal a través de gestos y acciones que funcionan como un taxi para llevarnos a ciertos lugares, metáforas, como el zapato perdido de Ragone, un sobretodo beige o tal vez negro que manipula un agente sin identidad, cartas, mensajes que se rompen sin llegar al destinatario, entre el duelo, la carga y el gesto bizarro de algunos que celebran indolentes o hacen recuentos macabros, los actores encarnan un cuerpo crístico sacrificado, encarnan a  los miles de actuantes de un país que cruzó un verdadero tiempo de zozobra y terror.
Una pantalla blanca se despliega a cierta altura, dejando ver  por debajo zapatos sueltos, botas militares, mocasines, balerinas, zapatos de tacón, zapatos en los pies caminantes de una época aciaga, que apenas nos atrevemos a recordar y hoy  que las condiciones, aún mediante la democracia, nuevamente son titubeantes y siembran incertidumbres,  el relato simbólico de una obra como  “Crónica imposible de un círculo atroz”  se hace necesario, no vaya que olvidemos, no vaya que la persecución y la crueldad crean que  pueden volver a esgrimir sus picanas eléctricas y encuentren cómplices para esa acción.
Es necesario que volvamos a ver una y otra vez  esta obra “CRONICA IMPOSIBLE DE UN CIRCULO ATROZ” como advertencia, advertencia sobre lo que no debemos descuidar, el derecho a expresar, a defender, el derecho a la libertad y a la paz.

Concierto de Música Celestial. Dante Daniel Valdiviezo.



Concierto de Música Celestial.   
                                  Dante Daniel Valdiviezo. 

 Abril del año 2016. Museo de la Ciudad Casa de Hernández.




Dante Daniel Valdiviezo  es un artista salteño compositor e intérprete de guitarra y otros instrumentos. Hizo sus estudios de profesor y se dedica a la enseñanza como medio de vida. Nacido en el seno de una familia que siempre privilegió el arte como estilo de vida, desde muy joven empezó la búsqueda del camino de su expresión. Primero exploró la poesía.  El entusiasmo de su  producción lo llevó a publicar un libro ayudado por su padre, el maestro Tomás Valdiviezo, que también ilustró los poemas; pero ese no era su camino. Cuando conoció la música, siendo aún muy joven, tuvo una experiencia religiosa que relacionó  directamente con la escala musical, observando en  los tonos y semitonos  movimientos que iban entretejiendo en su conciencia la percepción de lo sagrado. Realizó  sus estudios  en la Escuela de Música de la Provincia, continuándolos en la ciudad de México DF  durante cuatro años,  allí fue incorporando la tecnología que se acomoda  a su estilo,  y hoy nos brinda su concierto de “Música celestial”.
La música celestial fue un tema que dio mucho que hablar en otros tiempos, allá por el Siglo V, era muy debatido el tema de la existencia o no, de tres clases de música: la instrumental, conocida por todos; la música humana, que reflejaría la armonía entre el cuerpo y el espíritu y la música celestia, también llamada "música de las esferas", considerada inaudible para los sentidos, pero que estaba determinada por la velocidad y distancia de los astros. Para algunos, hasta se volvió motivo de preocupación averiguar si en el Cielo se cantaría esa música. Todas estas quiméricas conjeturas acabaron por dar origen a la expresión “música celestial”, que con el correr del tiempo se aplicó para aquellas promesas que se hacen envueltas en palabras sonoras, dado que la música celestial, resulta inaudible para los humanos, pero sin duda existe, pues allí están las proporciones y los números delatando la armonía sonora.
 
Sin embargo, la música de adoración  cuenta con Juan Sebastián Bach, según dicen, ningún músico puede desdeñar la influencia de este gran exponente del barroco tardío, considerado   el mejor  de la historia, ya que su música está transida de una luz esencial. Bach siempre compuso cada una de sus partituras a la mayor gloria de Dios. Hasta su música instrumental que carece de cualquier letra religiosa, la consideró una forma de alabar a Dios. Era un hombre profundamente religioso. Alabar al Creador con su música era lo que daba sentido a su trabajo.
También para Dante la música es un instrumento de alabanza y el admirable Juan Sebastián Bach fue su inspiración. La música que nos brinda es de su autoría, en diálogo con los grandes maestros. Ahora,  junto a su padre lleva adelante esta cruzada de “Arte en la calle” en la que juntos ofrecen la música y la tarea del pintor en vivo para recordarle  al mundo la importancia del hacer altruista del arte, sin ningún beneficio personal, sólo como un acto de adoración que  se manifiesta a través de ellos y que atrae al público. En las últimas horas de la tarde, se los puede ver y escuchar en las calles de nuestra ciudad, rodeados de la gente que pasa y se detiene con sus pequeños hijos de la mano, que ineludiblemente danzan con alegría alrededor de ellos.