jueves, 30 de junio de 2016

“Simplicito” la viñeta de Roly Arias.

Simplicito,un hombre del  Siglo XXI.




 El  artista plástico Roly Arias, presentó las viñetas  con su personaje “Simplicito”: típico adulto del siglo XXI en busca de la dimensión de su propia persona sumida en soledades y  esperanzas. Prisionero del lugar común, Simplicito, un analfabeto emocional en la precariedad de sus impulsos no llega más lejos que algún desvelo, amable víctima del individualismo del mundo en el que habita.
Los contextos socioculturales, siempre ávidos de estrategias artísticas con las cuales identificarse, siguen el derrotero del anti-héroe en los muros de Facebook. Provisto de profunda calma y resignación, coloreado de un factor volátil que lo lleva a flotar sobre aguas tranquilas, las expectativas de Simplicito “son un film de bajo presupuesto”; vive en dos mundos, el que sueña y el que lo sorprende con una frialdad inesperada y aunque siempre está solo  lo acompaña su corazón en llamas.  Tal vez por eso podemos decir que Simplicito es un extraterrestre con la convicción de que lo esencial es invisible a los ojos, sabe que para vencer hay que dar un paso al costado y esperar la crudeza del mundo, siempre dispuesto a bajar su generoso pensamiento que  añora el verano y la playa en el más duro de los inviernos.
Otro de los hallazgos de Simplicito es mostrar la incapacidad de esta realidad  que persiste en reducirlo todo a la necesidad de afrontar el vacío sistemático, un mundo de perplejas velocidades y de inmensas ausencias, de compromisos descartables y de estoicismos irrevocables. Entre la militancia del cuerpo sano y el análisis, se dificultan encuentros íntimos con la palabra del otro fuera de los ámbitos profesionales; el conflicto es de cada uno frente a su sociedad. La soledad  termina  echando mano al “festejo del almanaque para motivar” que algo suceda, o tal vez como dice John Berger “El frío es el dolor de creer / que nunca volverá el calor”.
El lugar de Simplicito es el café, refugio de los intelectuales, donde muchas de las grandes obras se  escribieron en compañía  de  la ventana  que estimula el deseo de desconectarse para conectarse con lo esencial, despertar los sentidos para descubrir la libertad que le permita alcanzar un estado de gozo en los momentos indicados  para no sentirse perdido.
En este recuadro delimitado por sus márgenes, realizado en una servilleta, en el que se representa un instante de la historia, Roly Arias logra un montaje mínimo de expresión significativa; construyendo con sus aforismos un personaje ni pesimista, ni desesperado que aferrado a sus flotadores examina el guion en el que, equilibradamente y con esfuerzo, avanza en la vida. “¿Qué más se puede pedir?”. Un tipo como cualquiera de nosotros, con el heroísmo de su corazón esperanzado,  prodiga la modesta actitud de perseverancia que hace falta para no derrapar. Sin condición alguna y profunda sencillez, Simplicito espera con su ramo de flores y una sonrisa plena en el banco de la plaza, obteniendo una imagen universal del dubitativo hombre contemporáneo.


 


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