viernes, 15 de julio de 2016

Poemas Virales de Carlos Varas Moras




Los Caballos Negros de Carlos Varas Moras

             


Procedente del movimiento cultural de fin de siglo del barrio Ciudad del Milagro que, próximo  a la Universidad, alberga una juventud intelectualmente inquieta, Carlos Varas Moras  presentó su primer libro    “Poemas Virales” , está como editor y presentador Alejandro Morandini, siempre cerca del movimiento, casi como impulsor y “curador”, ahora con el emprendimiento editorial naciente “El Druida”.  Carlos  ya viene incursionando en las ediciones cartoneras del barrio y tiene gran presencia  en lo que genera la actividad de difusión  y producción  cultural que promueven. Ediciones caseras, recitales, tendederos y además cantautores, los eternos sostenes de la poesía en todos los tiempos. En la presentación del poemario escuchamos a Valen Taina y Víctor Conti.
                         
Y los jóvenes poetas se las traen con la palabra. Carlos cuenta con fuerza, estilo y desparpajo. Pero también  una afinidad con la estética  grunge  de los años 90, grupos como Soundgarden, Nirvana, en el cine Tarantino. El grunge proponía un estilo anti comercial y contraculturalSmells like teen Spirit” (hueles a espíritu adolescente) era la frase de una canción que marcaba la época. De la música pasó al cine y se coló en la literatura, recuerdo que leímos la novela “Generación X”, de Douglas Copland. Aún persiste entre algunos de los nuevos escritores salteños la tendencia de este estilo, propio de la cultura indie, con la característica del nombre del disco de Nirvana: Nevermind, que me importa. Cargados de una profunda fatiga y desinterés, pero ansiosos de una restauración total de la sociedad, lo cuestionan todo y abren un campo en sus propios espacios literarios en el que la belleza se levanta un poco esgrimida saca una mano y dice aquí estoy.

Carlos Varas fue depurando su expresión sin ninguna urgencia de ser publicado. Una prudencia  que le da ser un excelente lector. El ejercicio de su poesía siempre está en movimiento hacia la claridad, la enunciación, la esperanza. Aún le aguarda un largo camino. 
Al hablar o escribir uno expresa cosas interesantes de manera prosaica, pero la poesía lo intenta desde otro lugar, el de una armonía trans lingüística, que resuene en los confines del ser. Esa resonancia confirma la veracidad expresiva y tañe cuerdas muy sutiles en el lector. Por eso los poetas son exigentes y rigurosos, leen, releen y revisan para que no repique el tono prosaico donde se devana la existencia perentoria.

Mientras leía “Poemas Virales” recordé a Aldo Pellegrini, en su libro “Para contribuir a la confusión general”: la poesía  es impura, arrastra lo vital del hombre, le pertenece al inocente porque es el que tiene el poder de abrir la puerta, los imbéciles no acceden a la poesía, por más fuerza que hagan la puerta sólo cede ante los INOCENTES,  los embriagados, los soñadores, los jardineros, esos que afirman la rotunda realidad humana.

Poemas virales ¿Por qué? Como dice Williams Bourrougs, “el lenguaje es un virus del espacio exterior”, transhumano, hiperdimensional, extraterreno. Invade  el habla de la gente, replica sus características informativas infectando a otros, contagiándolos hasta el infinito con sus discursos. A veces mata, porque la palabra mata y los troyanos, un virus informático, le dan la razón.

 Carlos fue infectado por el virus de la palabra poética y de la acción poética, como lo demuestra cuando premia con zapallos a sus lectores y cuando elabora largos recreos de frases, lo hacía Jacques Prévert, cargando imágenes insólitas, a veces aportadas por el  lenguaje cotidiano,  reconstruyendo formas, empecinadamente, hasta quitarles el sentido y redondear la ironía a riesgo de matar la lírica. Tal vez apunta a devolvernos la confianza en el poder del humor mientras el poema “se escurre por el resumidero junto a los pelos en la ducha”. El estilo collage que utiliza en sus construcciones a veces rima y se deja  llevar  por los caballos negros enardecidos en los que se monta su poesía joven, exploradora, prometedora “Donde podrías ver corazones / mariposas, manos o palomas”
 Celebro “Poemas Virales” con la alegría que se celebran las nuevas voces que aparecen y nos llenan con la gracia de su mirada oblicua y su decir abrazador. 

 



Caballos negros
Caballos negros salen de mi cabeza
El galope de sus cascos
Ha quedado derramado en la orilla
de mi cara,
Su trote alocado ha formado una barba
tupida,
Que algunos tratan de estúpida, inútiles caballos negros
Que trotan sobre el océano
Voltean sus crine sobre el borde
del brazo,
Llegan a la mesa como moscas al dulce,
Se los ve, rondan, pasan de costado,
Embisten el filo de la mesa,
Se golpean solos, son imbéciles,
Caóticos, tristes y oscuros.
Definitivamente negros,
Castaños negros que suben al cielo,
Vuelven al árbol ciego
De donde brotaron, juntos, cerca
En racimos que caen por los hombros,
Por ellos y sólo por ellos…
Ademáz como una puerta cuya llave
la tiene la palabra,
La palabra además que trae un dejo
de cosas,
Un soplo de vida, el lastre rastrero
del recuerdo,
Que los caballos negros evitan
En un inmenso y múltiple salto
por las tranqueras,
Arcoiris violeta, no estás,
Arcoiris rojo, no estás,
Arcoiris amarillo, no estás,
El resto de los arcoiris ausentes
Menos un largo y arqueado puente gris,
Negro musgoso, un acople obseno de caballos
Sobre el fondo de la hoja, cruzando
Tristania, ágiles
Y suaves hacia la libertad.

de Carlos Varas Moras del libro Poemas Virales-2016


No hay comentarios:

Publicar un comentario